Luego del nefasto pero enriquecedor hito que marcó mi carrera, Don Andrés Bello fue colgado tras mi puerta, como forma de inspirarme en horas de estudio.
Desde entonces, me ha acompañado durante largas jornadas, y ahora no es la excepción. Mientras estudio para el examen de título, me mira atentamente, recordándome que debo ser una digna hija suya.
Caray, que parecido que pensamos.Durante mucho tiempo recé por ser una hija digna de mi papá, hombre sabio que me marcó mi filosofía de vida.Hoy que no lo tengo, sigo rezando por lo mismo.Pero me siento orgullosa cuando recuerdo que una vez me dijo que el era feliz por que yo había cumplido con todas sus expectativas.Te mando un cariño ENORME
ResponderEliminarPasé a visitarte y a dsearte un feliz fin de semana.cariños
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